RIVAS: LA TRÁNSFUGA ANA MARTIN BERMÚDEZ.

El transfuguismo es uno de los supuestos más deleznables y bochornosos que se puede dar en política. Es, ni más ni menos, que un secuestro de la soberanía popular que no sólo no está castigado por la ley, sino que además, en muchas ocasiones, está premiado económicamente se obtenga con su uso o no el gobierno municipal o autonómico. Son muchos los casos de transfuguismo célebres en España: el caso Piñeiro, Eduardo Tamayo y Mª Teresa Sáez, Susana Bermúdez, Emilio Gomáriz, José Luis Barreiro o, recientemente, Agustín Navarro de Benidorm por citar algunos ejemplos relevantes de una larga lista.
Se señala en Wilkipedia que “normalmente el transfuguismo tiene lugar por motivos ilegales, inconfesables y socialmente inaceptables más que ideológicos”. Y no le falta razón. El tránsfuga se envuelve siempre, sin excepción, en una noble bandera para justificar su decisión. Pero siempre en esa bandera terminan apareciendo las manchas que segrega la repugnante moralidad política del tránsfuga en cuestión.
El Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid sufrió un caso de transfuguismo protagonizado por la concejala Ana Martín Bermúdez. Fue elegida concejala por el PP en las elecciones de 1995. Durante los dos primeros años realizó un buen trabajo en las tareas que se le encomendaban, pero a partir del tercer año las cosas empezaron a cambiar. Se empezó a distanciar progresivamente y se fue acercando cada vez más a los adversarios políticos. La primera señal de alarma relevante de que algo malo iba a ocurrir la proporcionó la alcaldesa de Chinchón, Ana Magallares. Ana Martin trabajaba como asesora del citado Ayuntamiento. Yo desempeñaba entonces la Secretaría de Acción Municipal del Partido Popular de Madrid. La alcaldesa de Chinchón comunicó la existencia de lo que llamaba un “problema doble”: Ana le había comunicado su repentina decisión de abandonar la asesoría jurídica (problema para la Alcaldesa) y la causa era que tenía un “conflicto personal” (problema para el Grupo Popular de Rivas). El Secretario General, José María García quien me había proporcionado datos de la existencia de un posible problema, y yo hablamos con la concejala y le hicimos saber que sus asuntos personales no eran de nuestra incumbencia siempre que no perjudicasen al Partido.
Así las cosas, llegó el momento de proponer la lista para las elecciones municipales. Conocedor de los problemas que podían surgir no propuse la inclusión de Ana Martín en la siguiente lista pero no expliqué todas las razones que justificaban esa decisión por lo que la mayoría consideró que había que incluirla y así se hizo. Durante los meses previos a la campaña, la actitud de Ana Martín se fue haciendo cada vez más distante hacia los compañeros del Partido y más próxima hacia Fausto Fernández y los miembros de IU. Ana, Loli Rodríguez y alguna otra compañera formaban lo que Fausto Fernández calificaba burlonamente como “su escolta de las chicas del PP” en los actos públicos pues en los mismos se comportaban como tal. Un dato significativo es que Ana no participó en prácticamente ningún acto de precampaña o de campaña electoral y, sin embargo, sí acudió a una comida homenaje de un concejal de IU celebrada en la Casa Grande de Torrejón de Ardoz.
A las pocas semanas de la celebración de las elecciones municipales de 1999, Ana Martín Bermúdez comunicó a la dirección local del Partido que iba a aceptar un puesto directivo en la Asociación de Empresarios, Asempymer, grupo que no se había caracterizado precisamente por sus simpatías o apoyos al Partido Popular. Se le dijo que no debía hacerlo, entre otras cosas, porque éramos concejales de todos los vecinos, asalariados o empresarios, y que, por tanto, era incompatible ocupar ambos puestos de forma simultanea. Su distanciamiento fue ya absoluto y hacía pública muestra de ello. A raíz de su comportamiento público en las fiestas, un grupo de afiliados encabezados por Silvia Ruiz empezaron a recoger firmas entre los demás afiliados para protestar por ese comportamiento público y para exigir la adopción de medidas disciplinarias. Como Presidente exigí a estos afiliados que no usaran la sede local para esa actividad. Un mañana, ante el extenso y documentado informe escrito que remití a la regional y cuya copia conservo explicando la situación, llamó al Grupo el recién elegido Diputado Regional José Cabrera Orellana; dijo que había hablado el día anterior con la concejala y que pensaba que se podía llegar a un acuerdo y preguntó si tanto el Portavoz, como el Portavoz adjunto estábamos dispuestos a compartir nuestro sueldo con ella. La respuesta fue que no, que el dinero no podía ser el remedio. Le pregunté si estaba seguro de que con ello se podría reconducir la situación y me respondió que sí. Y le dije pues aquí alguien se equivoca o engaña porque esta misma mañana ha solicitado en el registro municipal, su pase al grupo mixto. A las pocas horas, un afiliado, Nicolás Rodríguez estaba haciendo pintadas insultantes en los muros de casco urbano contra ella. Cuatro años después, codo con codo con el padre de la tránsfuga era a mí al que insultaba.
Fue una época difícil y desagradable. Se marchaba una buena colaboradora y alguien que había sido amiga también. Todos cometimos errores en aquella época y seguramente yo el primero. Procuré cumplir a rajatabla el pacto regional antitransfuguismo, algo que no hicieron evidentemente los demás grupos políticos.  La tránsfuga, en virtud del Reglamento Municipal pasó a multiplicar por tres, como mínimo, sus ingresos. Bien es cierto que a los medios de comunicación les dijo que sus incrementos patrimoniales derivados del transfuguismo irían a parar a una ONG pero nunca más se supo de ello, ni la prensa preguntó por ello. Siendo injustificable el transfuguismo, se podría comprender su práctica por una incompatibilidad personal insuperable siempre y cuando se mantuviera la lealtad al programa y a los valores del partido por el que fue elegida. Pero le faltó tiempo para votar una y otra vez a favor de las mociones de la izquierda contra el Gobierno del Partido Popular y ahí están las actas plenarias para acreditarlo. Toda una deriva ideológica y una evolución inaudita de la extrema derecha, pasando por el centro al izquierdismo ripense. Después vendría la incompetente querella contra el PP y contra mí que ya he relatado en otro artículo. El resultado de todo aquello fue una persona usada, manipulada y arrojada a la papelera después por los adversarios del PP.
Años después, José Alfonso Díaz Blázquez me confesó que ya antes de las elecciones de 1999 conocía la intención de Ana de marcharse al grupo mixto en cuanto fuera reelegida y más si su voto fuera decisivo para arrebatar la alcaldía al Partido Popular, en caso de que fuera el ganador, supuesto que evidentemente no se dio. Siempre me he preguntado como sabiendo algo así José Alfonso podía compartir lista electoral sin inmutarse y sin hacer nada por su partido. Pero, en fin, quedan aún cosas por contar tan curiosas o tan peculiares como ésta al menos.
Santiago de Munck Loyola

LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 2003.

Durante los 14 años que tuve el honor de presidir el PP de Rivas-Vaciamadrid nunca tuve que vivir una etapa tan dura y desagradable como la correspondiente a la precampaña y campaña electoral de la municipales del 25 de mayo de 2003. En un contexto personal y familiar difícil el escenario era todo menos alentador.

Dos factores fueron decisivos para ello. De una parte, la técnica habitual de la izquierda ripense consistente en municipalizar como eje de campaña temas ajenos a la vida municipal criminalizando a los miembros del Partido Popular. De otra, la división interna provocada por quienes no aceptaron los resultados de la democracia interna del Partido en virtud de los cuales yo volvía a ser candidato.

La Guerra de Irak y el Prestige fueron los argumentos principales de la precampaña. La izquierda de Rivas que con Felipe González había bendecido la participación española en la Guerra del Golfo no estaba ahora dispuesta a que se hablara de los problemas del municipio, de las carencias, de la corrupción en el Gobierno Municipal o de propuestas de futuro. Sólo se podía hablar de la Guerra de Irak y del Prestige. Y para ello movilizaron todos sus recursos y desplegaron sus habituales técnicas de distracción. Ni una palabra de condena para Sadam Hussein y su genocidio. Toda la artillería contra Aznar y el Partido Popular. Parecía que los culpables de las decisiones del Gobierno de la Nación eramos los modestos concejales del pueblo y los militantes y simpatizantes de nuestro Partido. Y no se cortaron a la hora de incitar al odio y de criminalizarnos con todas las armas posibles. Todo con tal de no hablar de su ineficacia y corrupción. Hubo en el mes de abril un tenso Pleno sobre la Guerra de Irak (como todo el mundo sabe la política internacional es competencia de los municipios) al que llevaron a sus huestes con el fin de intimidar e insultar a los concejales del Partido Popular. Más de 100 individuos ocuparon el salón de plenos y con la complacencia del Alcalde y sus concejales nos insultaron e increparon. Nos dijeron de todo: asesinos, hijos de puta e incluso algún escupitajo nos llevamos al salir por el estrecho pasillo que nos dejaron entre aquellos elementos. Recuerdo especialmente los gritos y la cara deformada por el odio de Luis Vega, empresario marxista ampliamente beneficiado por el Gobierno Municipal. Tengo que decir que los concejales del PP aguantaron el tipo y especialmente Omar Cuadrado que con mucha gallardía defendió las posiciones del Partido. Bueno, todos no. José Alfonso Díaz Blázquez (al que dedicaré un artículo especial sobre sus andanzas) sufrió un ataque de deslealtad y se negó a apoyar al Partido Popular. En ese ambiente de odio fomentado por socialistas y comunistas no es de extrañar que nuestra sede local sufriera varios ataques durante aquellos meses.

Junto a este panorama, surgieron los problemas internos cuyo origen ya he explicado en un artículo anterior. De una parte, en la Regional, gente como Gádor Ongil y Romero de Tejada me presionaban constantemente para que incluyera a José María García como número 2 de la lista quien en diciembre había manifestado a la prensa que nunca iría en una lista encabezada por mi. Siempre dije que podría incorporarse a la lista si rectificaba o desmentía esa noticia y siempre se negó. Más tarde, cuando se le ofreció el número 3 de la lista declinó la oferta. Y el tiempo pone a cada uno en su sitio. Hoy él está en un puesto directivo del Ayuntamiento por decisión expresa del Alcalde de IU. Por algo será.

Pero tanto él como sus aliados desplegaron todos los medios necesarios para erosionar al máximo los resultados que pudiera obtener el PP. Ya en diciembre, en la comida municipal con la tercera edad, la tránsfuga Martín Bermúdez se sentó en la misma mesa en la que yo estaba y, como si nunca hubiera pasado nada, trató de convencerme de que incluyese a José María en la lista. Pésimo avalista tenía José María. Tres meses después, hube de enfrentarme con la querella de la tránsfuga. Una querella sin fundamento no sólo contra mí, sino contra el PP que aparecía como querellado en un alarde de ignorancia jurídica. Nunca prosperaría esa querella en la que pedía nada menos que 50 millones de Ptas de indemnización como se demostró meses más tarde, pero el ruido mediático y el efecto negativo para el PP estaba conseguido.

Y llegó la campaña. Los seguidores de José María o descontentos por otras causas se negaron a hacer campaña y a ayudar. Algunos no acudieron a las mesas electorales a las que se habían apuntado como apoderados o interventores. Otros, sencillamente se negaron desde un principio. Luis Pardillos Checa que hoy es incomprensiblemente concejal me escribió una carta el 12 de mayo en la que decía que no ayudaba en la campaña porque en la lista no figuraba Antonio Martínez Vera. Y mira por donde, semanas antes los miembros del Comité, entre ellos Luis Pardillos, habían rellenado una encuesta anónima proponiendo nombres para la lista y Martínez Vera no había logrado ni un solo voto. Es decir, ni Luis Pardillos le había votado. Todo un ejercicio de cinismo. Incluso envió varias cartas a los afiliados descalificando al Presidente local. El día de las elecciones dejó colgada su mesa electoral. José María, según testimonio del candidato del CDS, promovió el voto negativo contra el PP y junto con José Alfonso, como ya no iban en la lista, tampoco ayudaron en la campaña y se negaron a ser interventores o apoderados. ¿Para qué si no iban a obtener beneficio personal alguno? Gema Rodríguez Casero que hoy trabaja para el Grupo Popular hizo campaña en contra del PP, se negó a ser apoderada o interventora, llegó a Insultar a los apoderados del Partido Popular del Colegio Electoral Las Cigüeñas, D. Luis Gil y D. Javier Ortiz, el día de la votación, promovió el voto nulo y lo ejecutó ante los apoderados del Partido Popular el día de la votación pegando en público una fotografía del concejal José María García sobre la papeleta del Partido Popular. Nicolás Rodríguez, miembro del Comité Electoral, vulneró el secreto de sus deliberaciones y se dedicó a torpedear constantemente con insultos y descalificaciones a los candidatos la campaña. Paz de las Pozas, Antonio Manuel Pérez Quijano, Pablo Segador Mascaraque, Celso Arenal Montalvillo y Jesús Bermúdez todos ellos miembros del Comité ejecutivo local fueron otras personas que incumplieron sus obligaciones y no ayudaron ni en la campaña ni en la Jornada electoral. Bochornoso.

Esa fue la realidad, la triste realidad. Nunca, ni en mis peores pesadillas, habría podido imaginar de lo que estos compañeros y “amigos” podían llegar a hacer contra el partido Popular. La no aceptación de la democracia interna, las ambiciones y las ansias inexplicables ante unas expectativas electorales modestas, la traición a unas siglas y a los compañeros fueron su norma de conducta. Su objetivo era evidente: erosionar al máximo los resultados electorales del PP para forzar mi salida. Esfuerzo inútil y repugnante porque mi marcha hacía tiempo que estaba decidida por mi mismo.

Santiago de Munck Loyola.

DONDE LAS DAN LAS TOMAN.

Si hay algo que en política resulta especialmente repudiable es el transfuguismo, sea cual sea la cusa que lo origine. El tránsfuga secuestra la voluntad popular y al amparo de la ley se erige en salvador de la democracia. En todos los casos conocidos de transfuguismo siempre hay algo oscuro y repugnante tras la decisión de ignorar el mandato de las urnas y robar un escaño al partido político que lo obtuvo en las elecciones. Los tránsfugas siempre se envuelven en nobles ideales para justificar su despreciable decisión, pero son sólo palabras grandilocuentes que sirven para esconder móviles miserables y una bajeza moral y política intolerables. Nos guste o no, el mandato representativo lo reciben los partidos políticos a través de la elección de unas listas cerradas y eso es lo que los ciudadanos votan y lo que cualquier demócrata ha de respetar. Y cuando el cargo electo discrepa de forma irreconciliable con la formación política que lo ha aupado al escaño sólo tiene una salida digna para salvar su conciencia: dimitir y dejar el escaño para que lo ocupe el siguiente en la lista.

El pacto antitransfuguismo vigente en la década de los noventa señalaba, entre distintas medidas a adoptar en el caso de los tránsfugas, practicar el aislamiento social de los mismos y adoptar las medidas necesarias para impedir que fuera rentable practicar el transfuguismo, es decir, impedir que un tránsfuga recibiera más fondos públicos por hacerse tránsfuga que por seguir en su formación política. Pues bien, cuando en el PP de Rivas se produjo el caso de transfuguismo de Ana Martín Bermúdez la izquierda local, la gobernante y la instalada en los medios de comunicación, hizo caso omiso del citado pacto. Dado que se trataba de un claro perjuicio para el Partido Popular, el Gobierno Municipal y los medios de comunicación locales se dedicaron a jalear, a aplaudir y a potenciar a la tránsfuga Martín Bermúdez. De pronto, la tránsfuga pasó de percibir unas 30.000 Ptas. mensuales del ayuntamiento en concepto de dietas a más de 100.000 Ptas. al mes por haber constituido el Grupo Mixto (lo de Grupo tiene su guasa tratándose de una sola persona). Es cierto que la citada “señora” se apresuró a señalar en algún medio de comunicación local que todo lo que percibiera de más por ser tránsfuga lo donaría a una ONG. Ningún medio local se ha preocupado de conocer el destino de esos fondos públicos. Supongo que habrán ido a parar a “Tránsfugas sin fronteras” o a la “Asociación de Amigos de la Martín Bermúdez”. La TV local se deleitó dándole toda la cancha posible en su programación e incluso sigue sermoneando al respetable desde la aséptica e imparcial Revista-Anuncio de la comarca, la Revista del Este. Lo del asilamiento social no iba con la izquierda de Rivas. Todos los progres desde el bueno de Paco de Pablo hasta el último bendijeron esta caso de transfuguismo.

Pero la vida da muchas vueltas y como dice el dicho popular a cada cerdo le llega su San Martín. Mira por donde llegaron las elecciones municipales y autonómicas de 2003. Ganó la Comunidad Esperanza Aguirre pero sin mayoría absoluta. Fausto Fernández ya se veía como Vicepresidente de la Comunidad. Aún recuerdo una conversación en el despacho del Secretario del Ayuntamiento en el que Fausto se jactaba de lo bien que le iban las negociaciones con el PSOE, ya pensaba en el coche oficial de la Vicepresidencia, se pensaba quedar con urbanismo y, para que no dijeran nada, también con la María (sic) asuntos sociales, entre otras cosas. Y salta la sorpresa, al PSOE le salen dos tránsfugas (Tamayo y Sáez) y Fausto se queda sin nada, teniendo que devolver el traje de Vicepresidente. Gran indignación de la izquierda madrileña y en especial de la ripense, incluidos los periódicos locales. Los que durante 4 años habían estado alentando y aplaudiendo a la tránsfuga del PP ahora estaban indignados hasta la médula por los tránsfugas Tamayo y Sáez. Ahora el transfuguismo les parecía repugnante y detestable. ¡Vaya cuadrilla de hipócritas! Y es que como dice el refranero donde las dan, las toman.

Santiago de Munck Loyola

CARTA AL DIRECTOR DE "EL MUNDO", PUBLICADA EL 6-7-2010.

30 de junio de 2010.
Estimado Sr. Director:
En noviembre de 2002, fui designado candidato a la Alcaldía de Rivas-Vaciamadrid por el Partido Popular. En plena precampaña, El Mundo, en su suplemento madrileño M-2 de 17 de marzo de 2003, publicó el siguiente titular:

Denuncian por acoso al candidato del PP.
Rivas-Vaciamadrid. La ex concejala del Partido Popular Ana María Martín presenta hoy una querella criminal contra Santiago de Munck por un presunto delito de acoso moral e injurias graves.

El revuelo causado por este titular fue inmediato. Mucha gente, que no leyó la noticia completa, se quedó con la palabra acoso y la asoció automáticamente al acoso sexual. Con ello, mi nombre quedó en entredicho y mi vida familiar y profesional quedó seriamente afectada.

Lo cierto es que la querella había sido interpuesta por presuntos delitos de “injurias con publicidad y contra la integridad moral” contra el Partido Popular y contra su Presidente por la tránsfuga Ana Martín Bermúdez.
La querella tenía tan poco fundamento que fue archivada por auto de 31 de julio de 2003 (Diligencias Previas 544/03) del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Arganda del Rey.
Recurrido este auto por la querellante, el archivo fue confirmado por la Audiencia Provincial, Sección Decimoquinta, Rollo T-355/2003, auto de 18 de diciembre de 2003, que me fue notificado oficialmente el 22 de febrero de 2005.
Sin embargo al no recoger El Mundo el desenlace final de la primera noticia, lo que hoy en día aparece asociado a mi nombre en cualquier buscador de Internet es que fui “denunciado por acoso” con las consiguientes connotaciones peyorativas y no la realidad, es decir, que nunca existió tal cosa y que fui objeto de una falsa denuncia. Esta situación ha vuelto a ser aprovechada por algún desaprensivo para perjudicarme en mi nuevo ámbito profesional a pesar de los años transcurridos.
Agradeciéndole de antemano su atención y esperando que esta aclaración sirva para despejar cualquier duda, reciba un cordial saludo.
Fdo. Santiago de Munck Loyola
Ex-Portavoz del Partido Popular
de Rivas-Vaciamadrid.

A/a Sr. D. Pedro J. Ramírez. Director de El Mundo.